viernes, 29 de mayo de 2009

MASCULLANDO EN VOZ BAJA




Para no rendirme y para encontrarme a mí mismo te ofendo, pero cuán enamorado de ti estoy, lobo, a quien equivocadamente se tilda de fúnebre, colmado de los secretos de mis tierras del interior. En una masa de amor legendario es donde dejas la huella virgen, perseguida por tu uña. Lobo, te llamo, mas no tienes realidad nombrable. Eres por añadidura ininteligible. No compareciente, compensador, qué sé yo. Detrás de tu carrera sin crines sangro, lloro, me rodeo de terror, olvido, río bajo los árboles. Despiadada batida y encarnizamiento, donde todo se pone en acción contra la doble presa: tú invisible y yo vivaz.
Continúa, avanza, duramos juntos; y, aunque separados, juntos, saltamos por encima del estremecimiento del supremo desengaño para romper el hielo de las aguas vivas y reconocernos ahí.

Autor: Char, René (Francia, 1907-1988)
LA PALABRA EN ARCHIPIÉLAGO

Fotografía: web.jet.es/simonmarti/lobo2.jpg

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