
Se celebraba la última cena.
-Todos te aman, ¡oh Maestro! -dijo uno de los discípulos.
-Todos no -respondió gravemente el Maestro-.
Sé de alguien que me tiene envidia y, en la primera oportunidad que se le presente, me venderá por treinta dineros.
-Ya sabemos a quien te refieres -exclamaron los discípulos-. También a nosotros nos habló mal de ti. Pero es el único. Y para probártelo, diremos a coro su nombre.
Los discípulos se miraron, sonrientes, contaron hasta tres y gritaron el nombre del traidor.
El estrépito hizo vacilar los muros de la ciudad. Porque los discípulos eran muchos y cada uno había gritado un nombre diferente
Autor: Marco Denevi
fotografia: www.fatima.org.pe/images/sections/ps70b.jpg

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